Jacinto Jiménez tiene 92 años, pero posee los ánimos de un joven, todas las mañanas se levanta a tomar su café, para luego empezar a elaborar las escobas de palmas de coco, que luego lleva a vender a las calles de Niquinohomo, para poder obtener un ingreso económico, que le ayude a mantener su hogar que conformó con su esposa Blanca López en el barrio Margarita Calderón, ubicado en el camino que conduce a la comunidad de la Poma.
En su vida el único trabajo que desempeñó, fue en las labores del campo en la comarca el Portillo, de donde es originario, en su vejez ya no cuenta con las fuerzas físicas, para seguir labrando la tierra, pero tiene la responsabilidad de seguir apoyando a su esposa, por lo cual muchas veces se dedica a la venta de frutas, pero hace años vio una manera diferente de obtener una fuente de ingreso, como es la elaboración de escobas de palma de cocos.
“Hace dos años visité a un sobrino que vive en Tisma, y me fije, como elaboraba las escobas con palmas de coco, que muchas familias las utilizan, para barrer sus patios de tierra, me vine a la casa con la idea de hacerlas yo mismo, practiqué y al poco tiempo, las podía fabricar”, relata Jiménez.
Hoy sus escobas que son amigables con el medio ambiente, las vende a 60 córdobas, a la semana llega a elaborar en promedio hasta una docena, su materia prima es un palo, palmas de coco seco, y un pequeño bote de sardina pica pica, que le permite tensar las palmas.
“Tengo dos hijos, que me ayudan, pero a mi toda la vida me ha gustado el trabajo, y no me gusta estar en la casa sin hacer ninguna actividad”, enfatiza este hombre luchador que se auxilia de un bastón, para avanzar por las calles.
