¿Qué serían las fiestas patronales sin una banda de filarmónicos?. Sin duda alguna son un componente importante que transmiten alegría con diferentes sones de toros, y que en más de una ocasión un cumpleañero decidió festejar con este tipo de ritmo contagioso. Este trabajo lo ha desempeñado con esmero durante 50 años la Banda Filarmónica “Los Kolchas”, de la ciudad de Masaya, fundada por el músico Justo Guzmán, de 77 años, quién heredó su seudónimo a estos reconocidos “chicheros” y la pasión musical a sus hijos.
El matrimonio Guzmán Cardoza procreó seis hijos, dos mujeres y cuatro varones, estos últimos siguieron los pasos de su progenitor. Héctor José Guzmán Cardoza, de 41 años, es actualmente el director de “Los Kolchas”, y desde los ochos años junto su hermano mayor dieron sus primeros soplidos a la trompeta y clarinete respectivamente, siendo su padre don Justo su primer maestro, ya que les enseñó a tocar dichos instrumentos.
“Nosotros iniciamos como a la edad de ocho años mi hermano mayor y yo. Él arrancó con el clarinete y yo con la trompeta, y a nosotros nos daba clases mi papá. Después cada quien fuimos agarrando rumbo tomando clases de música en Granada y Managua”, según recuerda Héctor Guzmán, quien tomó la batuta de la banda hace 20 años.
Los Kolchas son originarios del barrio Países Bajos de Masaya y durante cinco décadas han llevado su resonante música en un sin número de actividades religiosas como: Semana Santa, la tradicional Gritería, Pastorelas, actividades culturales de Torovenado, Ahuizotes, y desde luego en la fiestas patronales de San Jerónimo y festividades de San Miguel Arcángel. También son contratados en funerales donde las familias dolientes solicitan música fúnebre, sones de toros o una canción especial del fallecido.
“Para nosotros participar en las fiestas de San Jerónimo y San Miguel tiene mucho significado y valor, estamos hablamos de las celebraciones más importantes de Masaya, es muy bonito se siente la algarabía de las personas que viven las fiestas y la seguridad de nuestro trabajo al ser solicitados, las horas son extensas y las vivimos al máximo”, puntualiza Guzmán.
MÁS DE 500 PIEZAS EN SU REPERTORIO
El repertorio de la Banda Filarmónica Los Kolchas es amplio y calculan que interpretan más de 500 piezas entre sones de toros como: “Ese toro no sirve, El toro furioso, El torito pintado, Mamá Chilindra, La Mamá Ramona, La puta que te parió, La Pelota, El zopilote, Cuervo Saca los Ojos”. La banda tiene sus propios instrumentos, aunque también los integrantes compran los propios. Durante los años han salido a realizar toques en Managua, Granada, Carazo, León, Juigalpa y otros departamentos del país.
En total son siete integrantes y Héctor se destaca por cargar y hacer sonar la tuba, pero si la actividad es grande contratan a otros músicos, así mismo ellos van a tocar a otras bandas si los contratan, lo que ellos llaman “matar un chivo”. Aunque pasan tocando música todo el año, los mejores meses de contrato son de agosto a diciembre. La hora de “chicheros” es de 1,200 córdobas, en otros departamentos tiene un costo más elevado debido al transporte y los clientes tiene un precio fijo.
Héctor Guzmán, trabaja impartiendo clases de música en el colegio Anexa Don Bosco, así mismo los otros integrantes tienen diferentes trabajos, y se reúnen cada que vez que hay toques. Héctor menciona que su padre don Justo Guzmán se siente orgulloso porque con la música filarmónica logró sacar adelante a sus hijos, “y ahora nosotros con lo que heredamos de él (la música) nos ganamos la vida para nuestras familias”, agregó.
Una familia de músicos filarmónicos de Masaya, cuya generación ya enseña a sus hijos está pasión, ya que en el caso de Héctor sus dos hijos, uno de 15 años y el otro de 10, ya tocan la trompeta y van paso a paso siguiendo las huellas de su abuelo, tíos y su padre. Un legado musical que llevan en la sangre y corazón una de las mejores bandas filarmónicas de Masaya, y que seguirá presente en las actividades religiosas y privadas llevando ambiente festivo por que una fiesta patronal sin chicheros es como comerse un gallo pinto sin frijoles.